Balto llegó un poco despistado. No sabía bien porqué de su hogar confortable había venido al refugio. Problemas de pareja le hicieron perder a su familia. Es un américan bullit de unos cuatro años de edad (1/17) muy bien educado, obediente, curioso y con ese caracter bonachón que caracteriza a estos peludos. Adora pasear y es incansable, alegre y muy pendiente siempre de su compañero humano.
Fui dejada por mi familia en el Centro de Protección Animal de Jerez, junto a mi madre y hermana.
Soy una perrita senior tranquila, a la que le encanta que le rasquen la barriga.
Un poco tímida al principio. Me ayuda mucho la presencia de otros perros sociables, me siento relajada en su presencia y a veces me arranco a jugar con ellos.
Todavía nadie me ha dado la oportunidad de estar en una casa. La calle me cuesta un poco, hay demasiado ruido y estímulos por todas partes. Antes de que me abandonaran, vivía en un campo, así que no estoy acostumbrada a la ciudad.
Para mi el ejercicio está sobrevalorado, menos es más. Me dicen que debo de perder peso, pero es que soy ancha de huesos. Me gustaría un humano sedentario como yo, que me sacara a pasear, pero sin entrenar para una maratón.
Es un «abuelo» de esos que te enamoran nada mas verlo. Trasmite paz…alegría.. simpatía…
Es muy gracioso verle correr, caminar, ¡sonríe al hacerlo! Es muy Dulce, noble…da pena incluso dejar de observarle porque de verdad os decimos que es «achuchable» hasta la saciedad…¡se merece una buena jubilación!
Le rescatamos con un tumor muy grande en la cabeza, se le extirpó y es feliz… es feliz en un chenil, ¿no es triste? Imaginaos la vida que ha tenido para ser feliz ahora…