TURCO
Este pedazo de pan que parece no saber que es un poderoso perro, además de guapo, mimoso y bueno, no ha tenido mucha suerte. Su vida transcurrió en una terraza, habitualmente atado hasta que vino al refugio. Así, cuando fue adoptado no sabía como hay que comportarse con una familia, necesitaba paciencia, amor y alguien que le comprendiera y le enseñara. Creímos que la familia que se lo llevó era una buena elección pero nos equivocamos. A los dos meses nos lo devolvieron porque «no se adaptaba». Cuando incidimos en el problema descubrimos que esperaban que él lo aprendiera todo automáticamente….. Turco tiene ahora tres años (agosto de 2014), es cariñoso, dependiente del ser humano, se lleva bien con niños y otros perros siempre, eso sí, que no estemos hablando de comida. Esa es una de las asignaturas que tiene pendientes junto con la de pasear relajado, que y va empezando a aprender. Estar con él e interactuar es una verdadera delicia porque es de comprensión rápida, obediente y esta pendiente en todo momento del ser humano. Un peludo para disfrutar en cualquier situación.